La reforma de la que trata este proyecto podría estar realizada en uno de los cientos de pisos que actualmente hay en la zona de la playa de San Juan, los cuales tienen unos cuantos años, están muy bien situados, pero cuya estética ha quedado algo desfasada. Generalmente eran segundas residencias que tienden a convertirse en primeras.
En este proyecto, todo fue fuera: cocina, suelo, ventanas...una reforma integral en toda regla.
Como se puede apreciar en este aseo, la estética es la de muchos de los aseos de hace 40 años, que a día de hoy están "chapados a la antigua" y nunca mejor dicho.
La primera actuación que iba a mejorar la calidad del espacio, fue unir cocina y salón (pese a las reticencias iniciales del entorno de los clientes). El espacio quedaba mucho más amplio y luminoso. Para conseguir este efecto, ayudó colocar una tarima de madera de tonos claros.
Las paredes se alisaron y pintaron en dos tonos: blanco roto y gris azulado.
La mesa de comedor, queda fuera de la zona de estar del salón, se vincula a la ventana que comunica con la cocina. No se pudo hacer mayor la apertura de la cocina ya que por uno de los tabiques pasaban todas las instalaciones del edificio.
La gran cristalera de 4 hojas permite que se vea desde la cocina todo el mar y hasta Tabarca cuando el día está limpio. Vistas impresionantes.
En esta gran cristalera, quedaba un pequeño hueco en el que se instaló un pequeño escritorio y zona de trabajo bañado siempre de la luz natural del sol.
Otra vista de la zona del comedor con la cocina.
Nueva vista de la gran cristalera.
La carpintería exterior se realizó bicolor, ya que como sucede en muchos casos, por fuera (y como se ve en las imágenes que abrían este proyecto) hay que respetar el color que tienen las ventanas en fachada. No obstante por el interior se lacaron en blanco.
La ventana de guillotina de hierro lacado en negro, permite el paso directo y la relación entre cocina y salón. Se colocaron sobre esta parte de la encimera de la cocina dos bombillas de filamentos colgantes que continúan con la estética de toda la vivienda.
La encimera de la cocina, queda libre en su parte inferior ya que es aquí donde se dejó el espacio previsto para dos taburetes, y así poder desayunar en la cocina con vistas al mar.
La cocina, que es lineal, se divide en dos bancadas: una de trabajo y otra de limpieza. Para optimizar el espacio fue necesario colocar una puerta corredera de acceso a la cocina.
Nueva vista desde la cocina al salón.
El suelo es continuo en todas las habitaciones, excepto en los aseos. En la habitación principal, se diseñó un cabecero a medida con madera de pino y retroiluminado, que da una luz suave por la noche y al despertar. Las ventanas, que originalmente eran correderas, se sustituyeron por una gran ventana oscilobatiente que enmarca las vistas, como si de un cuadro se tratase.
Imagen del cabecero y la luz que sale de él.
Cada lado de la cama cuenta con su pequeño cajón integrado en el cabecero.
Los armarios y las puertas de las habitaciones continúan con los colores blancos y suaves.
El baño tiene forma de "L", donde en su lado largo se encuentra el lavabo, con dos senos, debajo de un gran espejo corrido.
Como comentábamos anteriormente, en los aseos el suelo no seguía de tarima, sino que se colocó un porcelánico de gran formato.
Papel pintado de Inkiostro en una de las paredes que sirve de transición entre la zona de lavabo y la ducha.
La ducha, situada en el tramo corto de la "L", se realizó con pizarra. Se incluyeron unos pequeños puntos de luz en el interior para crear un ambiente relajante en esos días en los que a uno le apetece estar relajado.