Desde que el ser humano se plantea el origen de las cosas, la realidad que le rodea y el funcionamiento del planeta Tierra, aparece, en el primer lugar de los misterios de la naturaleza, el mundo de las estrellas y el universo. Son ésos puntitos brillantes los que en los orígenes de las civilizaciones sirven como referencia y marco de la divinidad.
Surgen, pues, construcciones en las cuales la arquitectura anhela alcanzar el punto más alto para poder estar cerca de lo que está más allá. Un ejemplo de esta arquitectura son los zigurats. Otro día profundizaremos más sobre estas construcciones, pero ahora sólo os contaré que los zigurats eran templos que expresaban la vida de aquel entonces en su arquitectura.
La base del zigurat, simbolizaba la vida terrenal, mientras que su punto más alto, el cual pintaban de azul (color del cielo), era la casa de sus dioses, y para acceder a ella, había que recorrer cientos y cientos de escalones. Una travesía a la que no todos tenían acceso. El ejemplo más famoso de estas construcciones, es la torre de Babel, sin ir más lejos.
(cuadro de la torre de Babel de Pieter Brueghel)
Otro icono de estos zigurats es el de Ur (quizá el más importante), en Irak (imagen inferior), y es una lástima que maravillas así no puedan visitarse libremente sin el temor a que el Estado Islámico te arranque la cabeza y lo cuelgue en YouTube, o de que te bombardee un dron americano por error…pero bueno, ojalá algún día todos nos llevemos bien, y entonces recorreremos todos aquellos países tranquilamente, que tienen que ser espectaculares.
Volviendo al tema anterior, el simbolismo de aquel entonces se ha visto ejemplificado (cosa que he caído mientras escribía el post) en películas como Blade Runner, donde aquel personaje que juega a ser Dios, vive en la zona más alta de esa mega-estructura que asemeja un zigurat. O bueno, a mí me lo parece. ¡Y seguro que hay más referencias por ahí!
(Edificio de la Tyrell Corporation, de Blade Runner)
En la actualidad, este simbolismo vinculado a los dioses ha cambiado, como bien puede verse en el proyecto del “ziggurat pyramid” en Dubai, donde la Diosa de la Luna Nanna (en referencia al zigurat de Ur) ha pasado a mejor vida, y si hay algo de simbólico en esa «mole», es que ejemplifica la voluntad de la sociedad actual de crear arquitecturas que desafíen a la naturaleza y a la capacidad técnica del hombre (tened en cuenta que éste proyecto es una ciudad en sí misma, con capacidad para albergar a ¡un millón de personas!) Eso no quita para que sean arquitecturas cuanto menos, impresionantes, juicios estéticos personales a parte. ¡Ojalá hiciésemos un proyecto así!
Este post ha sido la introducción a este apasionante tema de arquitectura y astronomía. No hemos hablado mucho de la observación de las estrellas, pero es que antes que la búsqueda de respuestas llegaron los dioses, y claro, en aquel entonces había que tenerlos contentos. En el próximo capítulo iremos un pasito más allá y os contaremos algo que descubrimos en la India.
Un saludo, y esperamos que os haya parecido interesante!